jueves, 28 de octubre de 2010

Meu avó

duas xeracions

O paso do tempo


domingo, 10 de octubre de 2010

Desde las Palmas, nos llego con mucho amor

Desde las Palmas nos llego con mucho amor y un puñado de chocolate, pero de eso ya no hay foto.

Cuando abri la caja, no me lo podia creer... La chaqueta mas bonita del mundo, que no conseguimos hacer, estaba en mis manos!!



Cachecoeur de Adijirja 1

La Cache Coeur de la Droguerie!! Ais... Si es que no podia ser mas preciosa! Ahora solo falta esperar a que crezca C un poquito mas para que ya sea de verdad perfectisima

Cachecoeur de Adijirja 2

Y no venia sola la chaqueta...

de Adijirja 1

Seguro que C no pasara frio este invierno

de Adijirja 2

Y ademas, un libro. Porque Adijirja tiene mucha fe en mi... :) No se yo si me dara tiempo a hacerle algún modelito para C de este libro (solo es hasta los 12 meses). Pero siempre puedo poner a mi madre a hacer (mas) horas extras.



GraciasGraciasGracias....

sábado, 9 de octubre de 2010

Y Consuelo llegó

El 31 de Julio, a las 01:42 Consuelo nació en casa cuando estuvo lista. En la semana 42+3. Pero hasta ese día y a esa hora hay un largo camino que recorrer....

Contra todo protocolo

Tengo dos hijos, y dos partos por ir contra corriente y saltarnos cualquier protocolo:

Primer embarazo, Manuel:
Presentación de nalgas hasta la semana 39. Querían programar cesárea en la 38. Nos negamos. Nació en un parto respetado, aunque medicalizado e instrumental cuando estuvo listo, en la 40+4.
No darle el nacimiento que merecía era lo que más fuerzas me daba para no ceder nada en el siguiente embarazo.

Segundo embarazo, Consuelo:
Fue un embarazo perfecto. Sin molestias. Sin problemas. Sólo los controles médicos mínimos. Confiando en mi cuerpo y en el suyo. Donde entendí que son los médicos quien nos enferman y nos hacen creer que somos imperfectas, engordando demasiado (o muy poco), con el hierro bajo (o muy bajo), el colesterol, el azúcar... Siempre buscando cosas para vigilar y controlarnos, someternos con el miedo.

La mitad del embarazo lo pasé en Francia, y allí son más intervencionistas si cabe. No conseguí, al menos en mi región, ninguna matrona para que me hiciera el seguimiento del embarazo y el parto en casa. Allí te lleva o el médico de cabecera o el ginecólogo. Las matronas se ocupan del postparto.
En mi primera visita al médico de cabecera en la semana 18 me hizo un tacto por protocolo. Por la barrera idiomática no supe negarme. Dos semanas más tarde, en el ginecólogo tras la ecografía quiso hacerme otro tacto. Esta vez me negué, y pregunté para qué quería hacerme un tacto en la semana 20. Era para descartar posibles partos prematuros, por si se me daba por dilatar sin enterarme (ojalá!). Y que bueno, que esta vez me 'perdonaba', pero que para la siguiente cita era inevitable. No hubo siguiente cita. También me dio 5 días más de margen sobre la FPP, pero que si no nacía el día que él decía a más tardar, me lo quitaban. Ni semana 41+ X ni nada. Después de eso, decidimos que allí no nos quedaríamos a parir. Que a todo hay quien gane, y para estar mal, nos íbamos a casa. Todavía tuve que aguantar un tacto más. El impuesto revolucionario a pagar para que me firmaran un permiso para volar.

Empezó la búsqueda de matrona para el parto en casa, algo complicado en Galicia. Pero conseguí un teléfono y llamé. Ya tenía quien me atendía y fue como si me quitaran 20 kilos de encima. Ahora sí disfrutaba de mi embarazo sabiendo que daría a luz en casa.

En la semana 39+6 despedimos la barriga haciendo otra de escayola. Ibamos cerrando puertas...

barriga de escayola

Unas semanas antes de salir de cuentas asistí a un taller de Rebirthing con Angeles. Si ya tenía motivos para no querer pisar un hospital y desear un parto íntimo y respetado, después de todas las experiencias y sensaciones compartidas ese fin de semana sólo existía esa opción. Cualquier hospital, por muy respetuoso que fuera no era lo que nos merecíamos. (Sigo tan impresionada y agradecida, que no tengo palabras)

Y así pasaban los días, durmiéndome con contracciones de preparto cada noche desde poco antes de entrar en la semana 40. Preparándonos. Disfrutándolo. Hasta que el día que entraba en la semana 41, la matrona que iba a atenderme me deja colgada por medio de un SMS. Todo se paró. Rabia, decepción y muchas lágrimas.
Escribí a la lista de EPEN. No sabía qué hacer. Cómo convencer a mi cuerpo de que tenía que seguir haciendo su trabajo, que no teníamos demasiado tiempo para pensárnoslo. Esto tenía que seguir. Y aquí apareció MI MATRONA para salvarnos. Mi cuerpo volvió a funcionar, aunque lentamente. Pero ella me tranquilizó. Ella me atendería mientras yo quisiera, aunque pasáramos de la 43.
Llegamos a la 42 y fui a hacerme unos monitores. Querían ingresarme al día siguiente para inducirme. Yo les pedí un día más de margen, para que alguien pudiera quedarse con mi mayor, y para hacer los últimos esfuerzos para ponerme por mí misma de parto. Le conté mi miedo a cualquier tipo de inducción química. Daba igual. Su protocolo era ese, y que no me daban otra opción. Que aquello no era 'a la carta'. Así que firmé que me negaba y me fui.

Al día siguiente me fui toda la tarde a Ikea. Era jueves 29 de julio.
Esa noche empezó todo
:
Igual que el primer parto. A partir de media noche contracciones espaciadas pero rítmicas, y más intensas que hasta entonces. Aunque a eso de las 5 me quedé dormida. Sobre las 8 me desperté y se reanudaron. No había duda, esto estaba en marcha. Era la semana 42+2.
A las 10 llamé a Irene, para que se fuera preparando. Tres horas más tarde estaba en casa. En ese momento empecé a relajarme. Todo empezaba a fluir.
Le pedí que le mirara el latido ya que notaba que se movía menos, pero todo marchaba muy bien. ¿Por qué se movía menos? Irene decía que podía ser que se 'asustara' un poco. Eso también me tranquilizó. Jesús preparó algo para comer. Ellos comieron, y yo pude picar algo.
Volví para el baño con la pelota, donde pasé casi toda la dilatación. Las velas. La poca luz que pasaba a través del pareo morado. El olor a gominolas...
Las contracciones iban aumentando en intensidad, aunque siempre fueron muy espaciadas, cada 5 o 6 minutos. Primero las controlaba con la respiración, que se iba transformando en gemidos según pasaban las horas. Hasta convertirse al final en sonidos profundos, roncos, irreconocibles.

Le di teta a Manuel para que durmiera la siesta. Era incomodísimo, no había manera de hacerle frente a las contracciones, y estas se hacían más intensas.

Irene fue a descansar un rato. Quedabamos nosotras solas! Las contracciones seguían llegando como olas, y entre ellas yo me dormía. Llegaba la siguiente, respiración, descansar.... Fue un rato genial.

Las horas pasaban sin saber como. Todo era muy agradable. Muy natural. Entre amigas. Irene y yo charlabamos sin parar entre contracciones. Me apeteció meterme en la bañera, y el dolor despareció por completo. Sólo notaba la barriga dura, nada más. Luego no me apeteció más bañera, y salí.

En un momento de la tarde le dije a Irene, “no sé si pedirte que me hagas un tacto para ver como voy”. Y ella me dice: “puedes pedirme lo que quieras, no pienso hacertelo”.

Nunca supe como iba la dilatación. Irene me dijo después, que según mis sonidos, creía que estaba de parto desde las 6 de la tarde más o menos. O quizás no, quien sabe. Yo estaba bien y ella también. A quién le importaban los centímetros y las horas?

Cuando al fin Manuel se durmió, no sé qué hora sería, Jesús estuvo con nosotras. El dolor empezaba a aumentar, y yo me empezaba a impacientar. Me metí en la ducha pero no lograba estar cómoda. Manuel se despertó y Jesús se fue con él. Medio dormido y viendome así, se asustó y Jesús se lo llevó a dar un paseo. Salí de la bañera y se rompió la bolsa. Irene se llevó el empapador para mirar como eran las aguas. Vino y comprobó el latido. Seguía fuerte.

Eran las 00'42.
Nos fuimos para el sofá. Allí me exploró para ver como íbamos. Tenía que salir ya.
La cabeza seguía sin encajarse, con lo que no acababa de dilatar. Me provocó una contracción rascándome la barriga, mientras me hacía un tacto y la cabeza se encajó. A partir de aquí todo se vuelve borroso y doloroso. Llamé a Jesús, pero no estaba.
Empecé a agobiarme, a cansarme. Quería que saliera ya.
Empiezo a notar una presión muy fuerte. Solo empujando el dolor se aliviaba, incluso podían ser algo placenteras.
Y la sensación de tener que 'cagar un melón' que tantas veces había leído, y el famoso 'círculo de fuego' aparecieron. Sabía que faltaba muy poco para tener a mi princesa conmigo.
Las dudas con el nombre se fueron. No podía ser de otra manera. Ella lo había decidido hacía mucho. Consuelo.
Solo dos velas nos daban luz. Unas pocas contracciones más y salió la cabeza. Yo estaba de rodillas en el suelo, con la cabeza en el sofá. Otra contracción más y como un pescadito se escurrió, Irene la recibió y la puso en mis brazos. Eran las 01'42.
No podía parar de abrazarla y besarla. Era preciosa. Lo habíamos conseguido. Nadie nos había robado mi parto y su nacimiento. Era libre, y yo también.
Al momento llegaron Jesús y Manuel. Se lo habían perdido. Pero ya estabamos los 4 juntos. Consuelo en la teta, y Manuel también. Y todos en nuestra cama.

momento cero

3'600 de preciosa niña, que llegó con la mano cruzada sobre el pecho.

Después llegó lo peor del parto: El posparto. Los entuertos fueron terroríficos. No había manera de afrontarlos. Con lo que me dijo Irene, “y en los siguientes partos serán peores”. Salió la placenta y al rato corté el cordón.

La placenta espera en el congelador a que tengamos un sitio donde plantarla con un árbol para que siga el ciclo de la vida.

Al despertarnos Manuel sólo pedía coger en el colo y darle besos a su hermanita.

dia 1

Lo mejor de todo fue sentir que era algo natural. Que no es nada 'extraordinario' de lo que nos tenían que salvar.
Y la fuerza que da...

...

Gracias a todos los que nos habeis acompañado en este camino de busqueda y encuentro.
Gracias Irene, por el mejor regalo del mundo.

Gracias Consuelo por elegirnos.